La pareja se fundió en un apasionado beso y marcharon hacia el salón. Iban a tener una sesión de cine. Andrés había alquilado El diario de Noa para después de la cena. Una bonita película para pasar unas horas bien entretenidos. Acurrucados en el sofá con un gran bol de palomitas. La noche prometía cada vez más.
Cuando el azar juega haciendo que un objeto del pasado llegue a manos de alguien, es porque el destino tiene algún plan. Cuando Mary tropezó con aquel reloj, lo primero que vió fue el regalo perfecto para su marido. Un reloj que les llevará a intentar resolver un misterio oculto tras el paso de los años, y convertirá su presente en algo que no podían haber...
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