No están en una isla vigiladas por mil cámaras que se mueven de un sitio a otro, intentando captar cualquier movimiento, cualquier pelea, la pesca del primer pez, la charla confiada, el sueño...No van a cobrar un sueldo vertiginoso al final de las semanas o los meses de permanencia en un escaparate donde ellos son los objetos y nosotros los observadores...No tienen una reseña en el periódico ni se les va a conceder ningún premio ni siquiera son héroes anónimos de los que, alguna vez, habla la gente...Simplemente están solas.
Da igual la edad, la ocupación, el tiempo que dedican a ellas mismas, las ilusiones que tuvieron o las cosas que tienen que decir. Está...
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