Llevábamos
horas encerrados en la misma habitación. Nuestra relación está
estancada, le dije. Eso es porque tú quieres, añadió abriendo la
ventana y respirando profundamente el silencio y la negrura de la
noche. Se volvió hacia mí y comprendí que nunca podría cambiarla;
era demasiado tarde.
Tú
me querías así ¿no es cierto?, preguntó con un extraño brillo en
los ojos, ¿entonces por qué no deseas que siga adelante? Casi pude
sentir su malvada melosidad, y tuve miedo. Yo no quiero que seas una
asesina... aunque sea por amor, añadí mirando hacia otro lado. ¿Y
lo dic...
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