La mayoría de los trabajadores recibieron la invitación de la cena de Navidad. En cambio, al resto les comunicaron que estaban despedidos, debido a un recorte de la plantilla por la crisis económica. Los empleados se reunieron para decidir qué hacían. Ese año no hubo ocasión de ejecutar la maquinaria de la farsa en el evento: la forma de actuar hipócrita de la gente, con sus vestidos, gestos y palabras; y, sobre todo, el presidente no pudo pronunciar su discurso anual falsamente motivador. Porque, por primera vez desde que se fundó la compañía hacía dos décadas, no se celebró la cena de Navidad.
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