Cuando Jared escuchó por primera vez la triste melodía del Arirang, se sintió repentinamente invadido por un intenso y difuso sentimiento al que no pudo poner nombre hasta mucho más tarde, cuando sus superiores lo pusieron en las manos de expertos que decretaron que lo suyo era una melancolía de aquellas que acosaban a los antiguos poetas románticos en la lejana Tierra.En un principio, y a pesar de lo extraño del caso, nadie le dio demasiada importancia al asunto. Por raro que resultara un caso de melancolía romántica en pleno siglo XXXI y en un oscuro planeta minero extrasolar, mientras no afectara a la extracción de grafito, a los jefes les importaba más bien poco ti...
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