Una vez más de madrugada Rosalía vuelve a despertarse. Escucha los acordes pegadizos de ?Für Elise? que surgen de su cajita musical, la que guarda en el cuarto de sus padres. En camisón y zapatillas desde el pasillo puede ver que la puerta está entreabierta y no se vislumbra que dentro de la habitación haya ninguna luz encendida. Manando de la oscuridad de la estancia, la música se expande por el resto de la casa como un humo de nostalgia. De nuevo su madre debe estar escuchando la canción de la cajita, conjetura enfadada. Por mucho que mi madre esté mayor, considera Rosalía, no son horas de estar escuchando musiquitas.La casa está impecablemente limpia y ordenada. No en vano ...
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