¡Ay! Oreja muda, descanso de mi corazón convulso, ¡Ay! Oreja muda, pozo sin fondo de anhelos y deseos inconfesables, hoy te escribo para reconocer tu esfuerzo y dedicación siempre que me veo en la necesidad de acudir a ti, ¿Cuántas injusticias has guardado en tu laberinto, de donde he confiado que nunca saldrán? ¿Cuántas […]
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