En todo poema hay tres modos de conocimiento necesario: crítico, intuitivo y de revelación. Y en ese quehacer demiurgo utilizamos los tres a la vez: aunque echamos mano más del segundo y del tercero; y sería necesario y justo utilizar el primero. Cabe apuntar también, que escribir y leer poesía es un extraordinario acelerador, cual peyote, de la modificación de nuestra conciencia y de su percepción; acelerador del pensamiento y de la comprensión de tu universo, poeta, y del suyo: o sea, del lector). Una vez experimentado tal estado o sensación, ya no se puede renunciar a repetir la experiencia; establecemos una dependencia total con la poesía y esta nos hace adic...
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