Si tengo que citar a las más importantes escritoras de la edad de oro de la intriga británica ahí estarían Agatha Christie, Dorothy L. Sayers, Josephine Tey, Margery Allingham y, desde luego, Ngaio Marsh. "Un hombre muerto" tiene una ordenada secuencia de capítulos del 1 al 16 y un epílogo. En la novela se deslizan algunas expresiones en francés, algo que no puede faltar en ninguna historia de detectives y algún "masculló". Roderick Alleyn, al que todos tratan por su apellido y su cargo es un inspector de Scotland Yard y quien se encontrará la tostada servida en una mansión del campo inglés. En pocos lugares suceden más crímenes que allí, pero son siempre crímenes...
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